martes, 23 de agosto de 2011

Pienso mucho en esas personas que se mueren pero siguen estando, como suspendidas en el tiempo. Como si no hubieran muerto. Esas personas que no se asume realmente su muerte. Como si estuvieran de viaje. Lo más extraño es que siempre que se recuerda a esas personas se las recuerda como vivas, haciendo lo que hacían, viviendo como vivían, viviendo donde vivían, usando sus ropas, con sus ojos iluminados. Me pasa tanto que me olvido que han muerto muchas personas. Por supuesto, siempre hay algo que me recuerda que murieron. Una foto. La hija de esa madre. Un amigo mas cercano que yo. Lo vidrioso de unos ojos que recuerdan a alguna de esas personas, no muertas para mí. Duele cada vez que me acuerdo, es duro. Es como enterarme de nuevo que murieron. Esto no tiene nada que ver con el espíritu, el alma o lo que esa persona dejó en el mundo para los demás. Simplemente, esas personas que fueron especiales, que se fueron sin avisar, que no me dejaron saludarlas, que no pudimos festejar juntos, que no me pasaron esas recetas que me habían prometido, que siempre voy a pensar como vivas, que para mí están de viaje, solamente quiero saber: ¿dónde están?

jueves, 18 de agosto de 2011

Canción I

Tiene que ser una mañana gris
con la llovizna persistente
sobre los hombros cansados de los hombres
sobre los pelos oscuros de los niños.


Los ojos como perlas pierden el brillo.


El sabor del cigarrillo
se mezcla con las lagrimas de los otros.
Mientras los unicornios
me llevan, arriba, a lo azul.


Debe haber una brisa fresca
como de invierno lléndose
que haga bailar las cortinas, lentas
que haga balancear los árboles.


Los ojos como perlas pierden el brillo.


El sabor del cigarrillo
se mezcla con las lágrimas de los otros.
Mientras los unicornios
me llevan, arriba, a lo azul.