martes, 19 de mayo de 2009


Fue como una bomba. Lentamente cayó del cielo, y al instante de tocar la tierra explotó frente a mí. Era una Verdad inalcanzable (quizá La Verdad) que se alzaba delante mío, a unos pocos metros pero a siglos de distancia. La miré, la contemplé. Por horas. Por días. (¿Años tal vez?). La desarmé en mi mente durante noches. La volví a armar. La rodeé, la sentí cerca y la sentí lejos. Desperté cansada de un sueño de años, adormecida, aturdida y confundida. No dejé que el sueño me atrapara nuevamente, me aferré a la existencia de esa Verdad. Fue lo que me mantuvo despierta. La extrañé durante momentos y me sobró durante otros. Intentaba entenderla. En mi imaginación estaba a mi lado, conmigo. Yo la comprendía, Ella y todo era tan simple que quería quedarme allí. Cada día era más difícil comprenderla, aferrarme a la idea de su existencia. Tal vez por ser algo tan lejano e incomprensible. (O por ser algo tan cercano y transparente). Mucho tiempo me llevó entender que nunca la tendría, como manera de aprehensión de algo, como apropiación del hecho. Me conforme con abrazar (abarcar) lo más que podía de Ella, para conocerla todo lo que mi intelecto me dejara y poder descifrar sus señales con mas rapidez.

[En el fondo, mi cuerpo y mi mente sabían que en algún momento iba a ser parte de mi]

3 comentarios:

  1. y sí, la bomba de la verdad es así... y cuando explota cerca y te sorpende queda el zumbido dando vueltas por la cabeza. (bueno, quise dar una opinión gráfica del texto.. y corta)

    beso

    JOsé

    ResponderEliminar
  2. Totalmente josé, por fin dejas un comentario como la gente jaja!

    Gracias por pasar

    ResponderEliminar
  3. la verdad, en algún momento, puede ser parte de vos. qué lindo!

    ResponderEliminar